12 de julio de 2011, un día antes de nacer mi segundo hijo, Emanuel Andrés, recibí, creo que, como revelación, esta afirmación: camina por tus posibilidades, y tus capacidades se irán desarrollando. Para entonces, recién renunciaba a un trabajo bien remunerado en una importante multinacional de telecomunicaciones. Tenía una visión y convicción claras, que las dinámicas de comunicación, interacción, educación, negociación y ventas, tendrían rápida transformación, que ahora las vemos catalizadas con ocasión de la pandemia del Cóvid, la que mostró que, en su mayoría, empresas, instituciones, individuos y familias, no estaban preparadas para aprovechar de manera óptima los instrumentos y bondades del mundo digital.
Posibilidades y capacidades en los proyectos de vida no son disyuntivas, son complementarias y convergentes con gran potencial sinérgico. Suele hacerse total énfasis en el desarrollo de las competencias, efectivamente, se requieren. Desde niños vamos desarrollando esas competencias motoras y cognitivas, y muy temprano, vamos mostrando lo que nos gusta, para qué estamos diseñados, vamos auscultando nuestra vocación y desarrollando competencias múltiples.
Aquí queremos resaltar esa facultad imaginativa, proyectiva y creativa que el Creador nos ha otorgado para conocerle a Él, y para conocer los secretos y las leyes de la creación, del universo, del micro y del macrocosmos, de los negocios y de las peculiaridades de las interacciones sociales, para construir futuros, para crear nuevos escenarios y nuevas realidades, para influenciar y para transformar. Es acá donde las posibilidades son infinitas en alcances y en maneras de lograrse, en todas las dimensiones y disciplinas del quehacer humano, y particularmente en esta era digital, que tiene que ver con tecnología transversal a todas las esferas de conocimiento y actividad.
Empecé a buscar qué es caminar por posibilidades y no prioritaria y exclusivamente por capacidades, este es un paradigma en la formación, antes que prepararme para saltar, he de avanzar, aprovechando la experiencia, observación e información diaria, me voy preparando para caminar mejor, un paso a la vez, permanente y continuamente, voy caminando, caminando, caminando. Mientras muchos quieren saltar para estar posicionados sin dar el paso en el día a día, por nuestra parte afirmamos la bondad de la disciplina, la permanencia y constancia en la elaboración de nuevas comprensiones y formación progresiva de competencias, como insumos básicos y seguros para alcanzar metas, logros y cumplir la visión que mueve a la persona, a la familia, a la empresa o a la institución.
Caminar involucra disposición, ejercicio y avance continuo, es distinto a correr y a saltar. Aplicado a la transformación y a la maduración digital, el caminar incluye ánimo permanente para observar, leer, conocer, ejercitar y capacitarse en los instrumentos existentes y avances diarios que va otorgando el mundo digital, puntualmente, para nuestro caso, en los negocios.
La palabra posibilidad, de posible, habla de un camino, una alternativa, una meta, un proyecto, de más de un aparente utópico, que puede hacerse realidad, a partir de una visión, una sana ambición, un actuar permanente sobre un objetivo con apropiada gestión de recursos.
Caminar, descubrir, aplicar y fortalecer el rico, eficiente y fructífero mundo digital para los negocios asegura cambios positivos y sostenidos frente a saltos que pueden dar al vacío.
Julián Castiblanco
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